Las plataformas de Software as a Service (SaaS) se han convertido en elementos esenciales de la logística de entregas que requirió el comercio electrónico en México a partir de la llegada de la pandemia de Covid-19.
Álvaro Echeverría es un ingeniero industrial chileno con una maestría en gestión de operaciones orientada a los modelos matemáticos. Ha participado en proyectos de logística compleja como el resideño del Cuerpo de Bomberos de Santiago, que implicó el desarrollo de un modelo matemático que redujo en 40% los tiempos de llegada de los bomberos a los lugares donde ocurren los incendios en la capital del país.
Para Echeverría, aunque en 2019 México era uno de los países con mayor crecimiento en comercio electrónico en el mundo, se trataba de un mercado poco tecnologizado, con grandes jugadores, como Mercado Libre, Liverpool, Walmart y Amazon, pero sin pequeñas y medianas empresas capaces de competir.
De acuerdo con el empresario, a esto se sumó la llegada de empresas que tercerizan la logística de última milla como Rappi, Cornershop y 99 minutos, que comenzaron a generar entre la población la impresión de que la logística de última milla en México era sencilla y accesible.
El empresario advierte también que las empresas de software orientadas a segmentos como el comercio electrónico y la última milla están entre las más cercanas a los inversionistas, sobre todo estadounidenses, que están entrando en el mercado de América Latina.
De acuerdo con Iñaki García, cofundador y director ejecutivo de Usizy, hasta antes de la fundación de la compañía en España en 2017, nadie le creía al equipo fundador que podían resolver un problema básico de la industria de la moda, como son las tallas, mediante una plataforma de Software como Servicio.
Según el empresario, los problemas que tenían los comercios electrónicos españoles en aquel año son similares a los que se enfrentan los negocios de América Latina en la actualidad, sobre todo debido al crecimiento que experimentaron a causa de la pandemia de Covid-19.
Para García, los negocios mexicanos y de América Latina han aceptado con menor incredulidad este tipo de tecnologías, debido a que ya cuentan con el ejemplo del mercado europeo.