La rápida recuperación de China de la pandemia ha reavivado el eterno debate sobre cuánto tiempo puede persistir el dominio de 50 años del dólar en los mercados mundiales.
La lucha de Estados Unidos por controlar el coronavirus y reactivar su economía contrasta marcadamente con la nación asiática, donde el crecimiento se ha disparado, Esa divergencia, que vio el peor desempeño del dólar desde 2017 a medida que avanza el yuan, ha reforzado la inclinación de China hacia la hegemonía de dólar, con inversionistas que acuden en masa a activos en el país, prueban el renmimbi para el comercio e incluso le dan otra mirada a la moneda de reserva.
La desaparición del dólar como moneda de reserva mundial ha sido especulada y predicha durante años.
Antes del yuan, todo el revuelto se refería al euro como sucesor del dólar. Sin embargo, nada logró hacer mella en las fuerzas gemelas que sustentan la supremacía del dólar: el papel de Estados Unidos como motor de crecimiento global y refugio de primera elección para los inversores durante la crisis. Tan poderosos eran estos dos pilares que hace años se les dio un apodo pegadizo en los círculos comerciales: la “sonrisa del dólar”.
Pero recientemente, esa sonrisa se ha venido pareciendo más a una mueca, con el virus erosionando los dos soportes tradicionales de la moneda. En cambio, es el yuan el que se beneficia de la demanda de un rendimiento económico superior y de activos aislados de las consecuencias de la pandemia, lo que vuelve a enfocar las perspectivas a largo plazo de la moneda.