Todo está listo para que el equipo de Trump use la agenda comercial de una forma política. El presidente podrá acercarse a los productores de Florida y, al mismo tiempo, presumir el T-MEC. El nuevo acuerdo le permitirá a Estados Unidos desplegar una ofensiva mucho más intensa en las controversias laborales. Les dará a nuestros vecinos del norte el mecanismo de respuesta rápida que obliga a México a dar respuesta a la queja de su socio comercial en un lapso de 80 días. En el caso más extremo, el incumplimiento de México en lo laboral, le permitiría a Estados Unidos impedir la entrada de productos mexicanos.